Cuando el estudiante se convierte en pregunta. La consejería: un acto de leer entre líneas y cocrear

Como consejera comprendí que detrás del estudiante que se convierte
pregunta había una subjetividad configurando nuevos modos de estar en el
escenario universitario. Muchos de los estudiantes no habían logrado ver las
clases como un proceso de creación y transformación, un encuentro con el
otro y un modo de compartir. Y esto se debía a cómo inició ese encuentro
con la universidad, el modo en que se les abrió la puerta significó para
algunos un tropiezo, en vez de una posibilidad. En muchas de las biografías
de los estudiantes se hacía explícito que la universidad era un aprendizaje
por obligación carente de sentido. La consejería resultó en algunos casos
un apoyo para construir esos modos particulares de seguir construyendo
los sentidos de estar en la universidad. Por lo anterior, fui descubriendo con
la consejería que mi acción no estaba solo en recibir al estudiante y activar
la ruta o apoyos, sino en generar una pausa para ver, sentir, oír, percibir y
aprehender cada experiencia, y acompañar la construcción de apoyos con
un énfasis en la autogestión por parte de cada estudiante.