Resumen
La gestión del conocimiento hace parte esencial de los procesos académicos y de investigación en las universidades; así mismo, se ha ido incorporando en los procesos organizacionales y administrativos de las mismas instituciones, creando modelos propios alineados a los objetivos organizacionales y a las necesidades de cada institución, que permitan crear, convertir y transferir
el conocimiento a todos los actores con los que se relaciona a nivel interno y externo Al respecto, el modelo SECI planteado por Nonaka & Takeuchi (1995), es la base para identificar el conocimiento tácito y explícito, convertirlo y transferirlo a las personas y organizaciones, incorporando elementos denominados “Ba” y conocidos como los espacios en los que se gestiona el conocimiento (Nonaka & Toyama, 2003). Las organizaciones no deben considerarse como sistemas de procesamiento de información en el que se distribuyen tareas para llevar a cabo una actividad determinada, sino una configuración orgánica de “Ba”, que se conceptualiza como “un contexto compartido en movimiento, que transciende en el tiempo, los límites de espacio y la organización para crear conocimiento”. El conocimiento necesita
de un espacio físico o virtual para ser creado, “Ba” es este lugar donde se crea, se comparte y se utiliza el conocimiento (Rueda, 2012).
Los espacios “Ba” permiten hacer la conversión del conocimiento a través de la interacción permanente entre conocimiento tácito y conocimiento explícito, que se da a partir del individuo y de la interacción entre los individuos dentro de un entorno de trabajo, comunidad académica o científica, y de los espacios adecuados para lograrlo. La interconexión entre los actores y la estructura hace que el proceso de conocimiento se produzca como una interacción dinámica y relacionada entre sí de un nivel individual a un nivel grupal.
el conocimiento a todos los actores con los que se relaciona a nivel interno y externo Al respecto, el modelo SECI planteado por Nonaka & Takeuchi (1995), es la base para identificar el conocimiento tácito y explícito, convertirlo y transferirlo a las personas y organizaciones, incorporando elementos denominados “Ba” y conocidos como los espacios en los que se gestiona el conocimiento (Nonaka & Toyama, 2003). Las organizaciones no deben considerarse como sistemas de procesamiento de información en el que se distribuyen tareas para llevar a cabo una actividad determinada, sino una configuración orgánica de “Ba”, que se conceptualiza como “un contexto compartido en movimiento, que transciende en el tiempo, los límites de espacio y la organización para crear conocimiento”. El conocimiento necesita
de un espacio físico o virtual para ser creado, “Ba” es este lugar donde se crea, se comparte y se utiliza el conocimiento (Rueda, 2012).
Los espacios “Ba” permiten hacer la conversión del conocimiento a través de la interacción permanente entre conocimiento tácito y conocimiento explícito, que se da a partir del individuo y de la interacción entre los individuos dentro de un entorno de trabajo, comunidad académica o científica, y de los espacios adecuados para lograrlo. La interconexión entre los actores y la estructura hace que el proceso de conocimiento se produzca como una interacción dinámica y relacionada entre sí de un nivel individual a un nivel grupal.
Idioma original | Español (Colombia) |
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Título de la publicación alojada | La colaboración científica: una aproximación multidisciplinar |
Lugar de publicación | Valencia, España |
Editorial | Nau Llibres Edicions Culturals Valencianes |
Capítulo | Parte IV |
Páginas | 441 |
Número de páginas | 455 |
Edición | primera |
ISBN (versión impresa) | 9788476429303 |
Estado | Publicada - nov. 2013 |
Palabras clave
- investigación científica
- colaboración científica
- modelo SECI
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