Resumen
La política en América Latina cuenta con rasgos muy heterogéneos asentados en las últimas décadas que han contribuido a definir con bastante nitidez sus principales líneas maestras fijadas de manera dinámica. El resultado son países con profundas diferencias, por ejemplo, en lo atinente al grado de calidad de sus democracias. Sin embargo, a mediados de 2020 se da un contexto inmediato de gran homogeneidad influido por la pandemia del COVID-19 que está dando paso a un escenario denominado de nueva normalidad que, a su vez, se superpone a otro de mayor poso configurado paulatinamente a lo largo del último cuarto de siglo definido por la era exponencial[1]. El presente texto[2], que en su segunda parte aborda seis aspectos que van a tener una relevancia notable en los tiempos venideros, es de carácter especulativo, y su finalidad principal estriba en abrir debates que son necesarios en el ámbito público y que no debieran quedar recluidos en la arena académica. Algunos de los puntos abordados requieren una validación empírica tanto de su contenido como de su impacto.
[1] Este término lo aplica Oszlak (2020) para analizar el impacto sobre el estado de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación que crecen a una velocidad mucho más rápida que la capacidad del ser humano de adaptarse a ese crecimiento.
[2] Una versión inicial en la que se esbozaron algunos de los puntos aquí tratados puede encontrarse en https://www.politicaexterior.com/puntos-para-una-agenda-politica-en-america-latina/ (03.06.20)
Idioma original | Español (Colombia) |
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Páginas (desde-hasta) | 9-15 |
Número de páginas | 7 |
Publicación | Reflexión Política |
Volumen | 22 |
N.º | 45 |
DOI | |
Estado | Publicada - 1 ene. 2020 |
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