Resumen
La impotencia impide el paso de la vida biológica (zoé) a la vida biográfica (bíos). Concretamente, el exacerbamiento de las condiciones de vulnerabilidad transforma la potencia en impotencia y, también, al ser en algo distinto a su propia humanidad. De ahí la reaparición actual de la figura reprimida del esclavo que caracteriza, hoy, la vida de amplias poblaciones precarias, privadas de la realización de sus propias capacidades singulares, que son usadas, sustituidas y desechadas. El esclavo es, en efecto, un instrumento vivo y animado, y, además, fungible, a pesar de ser humano. Ahora, que el esclavo sea un útil sensible y artificial significa que su valor reside en su uso por otros, y no en la producción y la ejecución de sus propias facultades en obras ciertas y datables. Con toda razón, Giorgio Agamben y Hannah Arendt nos advierten que el esclavo representa, filosóficamente, la figura del actuar humano que todavía nos queda pendiente por analizar.
Idioma original | Español (Colombia) |
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Número de artículo | 17 |
Páginas (desde-hasta) | 123 |
Número de páginas | 140 |
Publicación | Revista Filosofía UIS |
Volumen | 24 |
N.º | 2 |
Estado | Publicada - 14 mar. 2025 |
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